Los vehículos eléctricos también contaminan
La fabricación de coches eléctricos tiene una mayor huella de carbono que la de un coche con motor de combustión interna. Además, la generación de la electricidad que luego usan para moverse a menudo no es limpia, ya que muchas veces se genera quemando carbón u otros combustibles fósiles. Por lo tanto, los vehículos eléctricos también contaminan.
Todo esto es cierto y ha sido medido, contrastado y comprobado por diversos estudios científicos. Pero esas afirmaciones son muy genéricas y en el “cuánto” contaminan está la clave de toda la cuestión.
¿Cuánto se incrementa la huella de carbono en el proceso de fabricación de un VE (vehículo eléctrico) respecto a la de uno de gasolina o diésel? ¿Cuánto contamina generar electricidad con las diversas fuentes que existen a día de hoy?
Los VE están muy lejos de ser perfectos y hay muchos puntos débiles por donde atacar, como la lentitud del proceso de recarga de sus baterías, por ejemplo, frente a la rapidez con la que se reposta combustible. Pero quienes pretendan ganar un debate sobre vehículo eléctrico vs gasolina/diésel en términos de contaminación y emisiones de GEI (gases de efecto invernadero) están perdiendo el tiempo. Es que ni siquiera hay debate.
Y no porque lo diga yo, sino porque lo dicen los datos. Comencemos por ver las emisiones de CO2 de algunos de los coches que circulan por nuestras carreteras con esta tabla preparada con los datos oficiales homologados por algunos fabricantes.
Consumo y emisiones de CO2 de algunos modelos
Modelo | Consumo (l/100km) | Emisión de CO2 (g/km) |
---|---|---|
SEAT Ibiza 1.0 75 CV Style 5v | 4,9 | 112 |
Toyota Prius 125H Automático (e-CVT) | 3,3 | 76 |
Audi A3 Cabrio 2.0 TFSI 190CV quattro S tronic | 6,3 | 144 |
Peugeot 108 5 Puertas Active 1.0 VTi 68 CV ETG5 | 4,2 | 97 |
Citroën C3 Live BlueHDi 75 Manual 5v | 3,5 | 92 |
Alfa Romeo Giulietta 1.6 Multijet 120 CV 6v | 3,9 | 103 |
BMW X5 xDrive35i 306 CV Aut. | 8,5 | 199 |
Volkswagen Passat Edition 1.4 TSI 125 CV 6v | 5,3 | 123 |
Porsche Cayenne 3.0 V6 Diesel Tiptronic 262 CV | 6,8 | 179 |
Land Rover Range Rover 4.4 SDV8 Autobiography 339 CV Aut. | 8,4 | 219 |
La tabla no es exhaustiva, pero sirve para dar una idea de los niveles de emisiones según el tipo y modelo de vehículo. Los datos de emisiones de todos los modelos pueden consultarse en la base de datos del IDAE (Instituto para el Ahorro y la Diversificación de la Energía), o en este informe.
Ahora bien, antes de continuar con el análisis, quisiera subrayar dos cosas:
- Estos datos que figuran en la tabla son los datos oficiales facilitados por los fabricantes. Y todos sabemos que, en la vida real, esos consumos suben entre un 10 y un 20%, en función de las condiciones de uso. Por consiguiente, las emisiones reales de CO2 también aumentan, hasta un 20%. Así que ese Seat Ibiza que parecía el adalid de la lucha contra el cambio climático probablemente emita cerca de 135 gramos de CO2 por km recorrido, y no los 112 oficiales.
- Tanto los coches diésel como los gasolina de baja cilindrada y turboalimentados emiten otro tipo de gases, que si bien no son de efecto invernadero, sí son contaminantes y peligrosos para la salud en altas concentraciones. De hecho han sido clasificados como cancerígenos por la Organización Mundial de la Salud. Estoy hablando de los óxidos de nitrógeno (NOx).
Los coches eléctricos también contaminan, pero ¿cuánto?
Pero obviaré por ahora ese asunto, y me centraré en las emisiones de CO2. Hemos visto cuántos gramos emiten los coches con motor a combustión interna, y ahora le toca el turno a los eléctricos.
El cálculo no es tan sencillo como consultar las cifras oficiales del fabricante, ya que la emisión de CO2 dependerá de cómo se genere la electricidad con la que se ha recargado la batería, y no de lo que emite el vehículo (al ser eléctrico, cero).
Para hacernos una idea, veamos esta gráfica:
Fuente: Estudio comisión europea
En ella podemos observar que un vehículo eléctrico siempre emite menos CO2, aunque su electricidad provenga de una central de carbón, la más contaminante: 138 g/km
Pero la diferencia con un coche medio diésel de poca potencia, como el Megane 1.5 dCi de la gráfica, es casi despreciable, ya que éste sólo emite 1 g/km más que el eléctrico. Ahora bien, como la mayoría de los lectores no vive en un país cuya electricidad es generada exclusivamente con carbón, sino que hay un mix que incluye una buena parte de renovables, hay que fijarse en el resto de barras de la gráfica, donde llegamos a unos niveles de emisiones de CO2 de más de 60 g/km.
Y, como dato curioso, si vives en Noruega (98% de producción de electricidad con centrales hidroeléctricas) o Paraguay (100%), o incluso en casos como el francés, con fuerte presencia de centrales nucleares en la producción de electricidad, las emisiones de CO2 de un coche eléctrico caen por debajo de los 10 g/km, llegando incluso a cero.
Esta gráfica también tiene en cuenta un aspecto importante: las emisiones asociadas tanto a la fabricación del vehículo como a la producción y transporte del combustible/energía que usa para desplazarse, la producción de los componentes consumibles necesarios para su uso (aceite y filtros, por ejemplo) y su posterior desguace y reciclado al terminar su vida útil.
Es la metodología well to wheel (del pozo a la rueda), que es mucho más objetiva a la hora de comparar las emisiones de CO2 de distintos tipos de vehículos. Otro aporte interesante de esta gráfica es que, en el caso del coche con motor a combustión, también nos marca (en color naranja) las emisiones del depósito a la rueda. Es decir, aquellas asociadas exclusivamente a la utilización del combustible necesario para recorrer 1 km que lleva el propio coche en el depósito. Y al haber empleado dos colores distintos, azul y naranja, podemos ver rápidamente quién es el responsable de gran parte de las emisiones de un coche convencional.
Como podéis ver, no vale con coger la lista de datos oficiales de los fabricantes y compararla con cualquier dato que encontremos en Internet sobre emisiones de un VE. Porque en el caso de la gráfica anterior, no especifican el consumo de electricidad asociado a esos cálculos. Y es que, si bien podemos conocer el consumo de esos Renault Mégane que mencionan respecto al eléctrico, ¿de qué consumo estamos hablando? ¿Del de un Tesla Model X o de un Renault Zoe? Porque os aseguro que no consumen lo mismo (el Model X probablemente cerca del doble que el Zoe) y por lo tanto, no llevan asociadas las mismas emisiones de CO2.
Así que utilicemos otra gráfica para seguir completando la información:
Está en francés, pero creo que se entiende: emisiones de CO2 de un coche eléctrico de 1.500 kg que consume una media de 16 kWh a los 100 km, con metodología del pozo a las ruedas.
En el diagrama de barras se puede ver, por tanto, la enorme diferencia que existe al generar la electricidad de distintas maneras: 114 g de CO2 por km recorrido con el mix energético medio de EE.UU. en su conjunto, mientras que ese mismo consumo representa unas emisiones de CO2 de sólo 75 g/km en California, o 9 g/km en Francia (electricidad producida en centrales nucleares). Y no viene en la gráfica, pero lo añado yo: 0 g/km en Paraguay y en Noruega.
Y para completar la comparación, se añaden las emisiones de CO2 de coches de gasolina con pesos entre 1200 y 1600 kg, y unos consumos que van de 5 a 9 litros a los 100 km.
Conclusión: es bastante frecuente sobrepasar los 200 g/km con un coche de gasolina, mientras que con un eléctrico, en el peor de los casos, te acercas a 130-140 g/km.
¿Es correcto pues el título de este artículo? ¿Los vehículos eléctricos también contaminan? Pues ya hemos visto que sí, pero desde luego muchísimo menos que cualquier otro coche, ya sea gasolina o diésel, a pesar de que la electricidad sea generada exclusivamente quemando carbón – cosa que, de todos modos, dista mucho de ser el caso en España y en la mayoría de países de nuestro entorno.
Así pues, son muchos los estudios como los que publica la Union of Concerned Scientists-UCS que confirman que, teniendo en cuenta las emisiones de CO2 asociadas a toda la vida útil de un coche, incluyendo la producción del vehículo, su uso y su posterior desguace, los vehículos eléctricos emiten hasta un 60% menos de CO2 que sus equivalentes diésel o gasolina. Incluso teniendo en cuenta el CO2 generado durante la producción de la batería de un VE.
Durante la fabricación de un vehículo eléctrico se emite más emisiones de CO2 pero estas se compensan en cuanto empieza a rodar
Conviene recordar que la fabricación de ambos tipos de vehículos empieza de la misma manera. Las materias primas se extraen, refinan, transportan y fabrican en varios componentes que se montan en el propio coche. Debido a que los eléctricos almacenan energía en grandes baterías de iones de litio, que consumen muchos materiales y energía durante su producción, sus emisiones de CO2 en esta etapa suelen superar las de los vehículos convencionales.
La fabricación de un vehículo eléctrico de tamaño medio con una autonomía de unos 150 km da como resultado un 15% más de emisiones que la fabricación de un vehículo equivalente de gasolina. Para los VE más grandes y con mayor autonomía, que pueden recorrer hasta 500 km por carga, las emisiones del proceso de fabricación pueden ser hasta un 68% más altas.
Pero estas emisiones se empiezan a compensar en cuanto el vehículo eléctrico se pone en movimiento. Al utilizar una fuente de energía más limpia que la gasolina/gasóleo, los eléctricos compensan sus emisiones de la fabricación en unos 18 meses de conducción – los modelos con batería más pequeña pueden compensar las emisiones adicionales en tan solo 6 meses, en función de las condiciones de generación de electricidad que hemos visto más arriba.
Y esto no va a hacer más que mejorar, fruto de los Acuerdos de París la manera de generar electricidad va a seguir avanzando en su transición hacia un uso intensivo de energías renovables, lo cual va a hacer cada vez más limpios los vehículos eléctricos en cualquier país del mundo.
Así que, a modo de conclusión general, podemos decir que, efectivamente, los vehículos eléctricos también contaminan. Pero desde luego, muchísimo menos que cualquier gasolina o diésel de tamaño y potencia equivalente, ya que a lo largo de su vida útil emiten hasta un 60% menos CO2 a la atmósfera.
Fuente: Articulo Motor.es